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Entrevista

Adaptación de los ganaderos gallegos a los nuevos tiempos

El sector cárnico gallego es fundamental para la economía rural y regional, proporcionando alimentos frescos y de calidad a las personas en todo el mundo. A pesar de los cambios tecnológicos y legislativos, los productores agrícolas han demostrado una capacidad impresionante para adaptarse y superar desafíos, manteniendo su sostenibilidad en el tiempo.

El edificio de actividad sindical abandonado
Director agronomo
Antonio Valbuena

En un mundo donde los productos alimenticios parecen aparecer mágicamente en los estantes de los supermercados, es fácil olvidar la labor fundamental que realizan los productores agrícolas. Sin embargo, hay una viñeta de un humorista gráfico que nos recuerda la importancia de este sector: “Los campesinos no somos importantes… Total, solo le damos de comer al mundo!”. 

Aunque parezca exagerado, esta afirmación es más relevante ahora que nunca.

La función de la ganadería siempre ha sido, y sigue siendo, la producción de carne. Hace un siglo, cuando  un alto porcentaje  sociedad vivía en el campo, era esa labor fundamental para mantener a las clases acomodadas, a la nobleza y al clero. Hoy en día, aunque solo una pequeña parte de la población se ocupa en este sector, su función sigue siendo la misma.

En Galicia, el campo ha tenido que adaptarse a cambios sin precedentes desde las maneras tradicionales de producción hasta la mecanización. La carne de vaca gallega es un ejemplo paradigmático de cómo los productores agrícolas han debido innovar y adaptarse para mantener su sostenibilidad en el tiempo.

La ganadería no solo proporciona alimentos frescos y de calidad, sino que también contribuye a la economía local. Los pequeños agricultores y ganaderos gallegos trabajan duro para producir carne de alta calidad, como la famosa “carne de vaca”, que es un producto emblemático de la región.

La sostenibilidad del sector agrario también depende de la innovación y el desarrollo tecnológico. Los productores agrícolas han debido adaptarse a cambios climáticos, políticas comerciales y demográficos para mantener su competitividad en el mercado.

La importancia del sector agrario no puede ser subestimada. La ganadería es fundamental para nuestra sociedad y nuestro sustento diario. Es hora de reconocer el valor del trabajo y dedicación de estos profesionales y apreciar su contribución a nuestro bienestar.

En la actualidad, nuestro sector ganadero gallego ha sabido crecer y evolucionar a pesar de las adversidades que ha enfrentado. La adaptación al sistema de producción tradicional hasta la mecanización, las crisis de precios, la despoblación del medio rural… todos estos factores han sido un reto para los productores ganaderos gallegos.

Sin embargo, en lugar de dejar que el sector se ralentizara o incluso colapsara, muchos ganaderos gallegos han decidido tomar las riendas y aprender a adaptarse a estas nuevas circunstancias. Han adquirido formación y información para enfrentar los cambios de manera autodidacta.

Aunque hubo referentes informativos en el sector agrario, como la difusión que las casas comerciales hacían de las nuevas técnicas que querían introducir, la labor de cooperativas y asociaciones profesionales… pero estas iniciativas no tuvieron la continuidad ni la difusión necesaria para llegar a todo el mundo. A veces, los ganaderos gallegos se vieron obligados a “afrontar” las dificultades sin tener acceso a información confiable.

A esta falta de información hoy hay que añadirle también el fracaso de la formación agraria reglada en España, que producida en una reforma educativa nunca supo crear unos ciclos formativos atractivos para agricultores y ganaderos.

En el mundo rural gallego, el ganadero profesional no tiene otra opción que buscar la información y la formación necesarias para mantener su explotación a flote. Con frecuencia, se ve obligado a recopilar conocimientos de aquí y allá, padeciendo con la deficiente cobertura que caracteriza a muchos territorios rurales.

Sin embargo, en lugar de dejarse llevar por el azar o la improvisación, los ganaderos gallegos han desarrollado una capacidad impresionante para adaptarse a las nuevas circunstancias. Han convertido su granja en un auténtico laboratorio donde experimentan y aprenden día a día.

A medida que avanzaba el tiempo, los ganaderos gallegos se dieron cuenta de la importancia de estar al tanto de los cambios tecnológicos y científicos que estaban revolucionando el sector. Comenzaron a buscar información en Internet, pero pronto descubrieron que la cobertura era deficiente en muchos territorios rurales.

En lugar de dejar que esto les impidiera seguir adelante, los ganaderos gallegos se organizaron y comenzaron a compartir conocimientos y experiencias entre sí. Fue así como surgió una red informal de información y apoyo mutuo que permitió a los ganaderos mantenerse actualizados sobre las últimas tendencias en el sector.

Aunque esta iniciativa no era oficialmente reconocida, tuvo un impacto significativo en la forma en que los ganaderos gallegos se abordaban sus desafíos diarios. Fue como si hubieran encontrado una nueva manera de trabajar juntos y apoyarse mutuamente.

En este contexto, varias iniciativas son un verdadero oasis: información hecha desde el sector y para el sector, con el objetivo de servir de transmisión de conocimientos y divulgación de noticias técnicas que ayuden al ganadero en su labor diaria. Pero más allá de la labor informativa, el trabajo desarrollado ha tenido un valor mucho más trascendente: revitalizar el orgullo del ser ganadero.

En lugar de verse como una actividad marginada y desinteresante, los ganaderos gallegos han comenzado a ver su trabajo como algo valioso y digno de respeto. Han descubierto que su labor es fundamental para la economía rural y que sus productos son apreciados por las personas en todo el mundo.

En este sentido, el sector cárnico ha experimentado un renacimiento cultural y económico que ha permitido mantenerse competitivos en un mercado cada vez más globalizado. Han demostrado que pueden adaptarse a los cambios tecnológicos y científicos sin dejar de lado su identidad y su cultura.

El sector lechero gallego ha necesitado y necesita, más allá de las innovaciones tecnológicas y los cambios legislativos, una herramienta fundamental para seguir creciendo y prosperando. Esta herramienta no es otra que la formación e información.

En efecto, el capital humano, representado por miles de ganaderos y ganaderas que han trabajado duramente durante años para mantener su explotación y sus familias, ha sido siempre el valor más preciado. Estos profesionales han demostrado una capacidad impresionante para adaptarse a los cambios y superar desafíos, tanto en tiempos de prosperidad como en momentos de crisis.

Sin embargo, la formación e información no es solo un lujo o un bonus para el sector cárnico. Es un requisito indispensable para que los ganaderos gallegos puedan mantenerse actualizados sobre las últimas tendencias y mejoras tecnológicas, y así poder mejorar su productividad y competitividad en el mercado.

Además, la formación e información también es fundamental para garantizar la sostenibilidad del sector. Los ganaderos gallegos necesitan saber cómo abordar los desafíos ambientales, sociales y económicos que enfrentan, y cómo desarrollar prácticas agrícolas más sostenibles.